Modesto, de muchas maneras, sacudió nuestra existencia a todos los que le conocimos. Amable, divertido, con un corazón más grande que su propia vida y, sobre todo, generoso. Su desventurada muerte con tan solo 50 años deja un enorme vacío en la vida de su esposa, hijos, familiares y amigos.
A Mode no le hubiera gustado montar mucho barullo, hubiese odiado, por ejemplo, una abundancia de flores en su despedida. Es por eso que su familia ha pedido que lo recuerden y honren haciendo donaciones a una organización benéfica cercana a su corazón: la Fundación Owen McVeigh.