Liverpool 4- Hoffenheim 2

 

Buena entrada en Triskel. Lo vimos arriba, están cambiando el entarimado de abajo, a prueba de Simons.

 

Imaginemos lo siguiente. Érase una vez…

Jürgen acude con un gesto disimulado de euforia, aparece a través de un largo pasillo (metáfora de lo que ha costado llegar hasta donde ahora está su proyecto), pensando que hay que tranquilizarse, disimular un poco, que viene a lo que viene y para eso necesita que no se le note tanto la alegría.

Es que si no… son capaces de decirle “confórmate con lo que hay”.

Y no debo –piensa él- Si quiero llegar a donde merecemos, ¡ojo!, en plural, ¡todos!, no debo conformarme.

 

Jürgen, que se ha enfundado en un sencillo modelo de chaqueta y corbata, ¡que debiera haber planchado antes!, pero él es así y… tan solo a unos pasos del tribunal se acuerda de meter la camisa por dentro del pantalón… Entra

 

Está frente a una enorme y alta tarima, donde unos hombres envueltos en sombras han de decidir si le ayudan o no.

 

Herr Klopp –dice el principal juez-, en primer lugar, le felicitamos por conseguir el pase a la Champions… Pero estoy seguro de que usted no está aquí para que alabemos su trabajo, sino para…

Jürgen no sabe esperar a tanta palabrería, y con su carácter tan práctico del mismo centro de Stuttgart, tan wurtembergués (le viene de su abuelo, descendiente de Georg Wilhelm Friedrich Hegel), les suelta una frase de su Hegelfilosofía: “Nada grande se ha hecho en el mundo sin una gran pasión”.

Miren –dice the normal one-, tengo una defensa que depende del día, los ciclos fríos, pues aguantan más o menos compactos, pero si la temperatura sube y la cosa se calienta… son como mantequilla que se derrite.

El centro del campo no está mal, también depende, pero me sostienen y a veces hasta me hacen alguna fantasía… Aparte de que tengo un muchacho carioca díscolo que no sabe si viene o si va. Se ha enamorado del Barça, un flirt de verano, usted Miss Pizzuti lo entenderá… Linda, ¡tan linda!, le sonríe entre sombras, pero sus dientes blancos delatan que lo comprende.

Y eso sí – Jürgen suelta una amplia carcajada de las suyas-  adelante… adelante señores tengo un cañón, tengo tres cañones y más. Para que me entiendan, tengo “El gran Bertha”, pero con una velocidad inmensa…Ahí no me quejo.

¿Y podría ponerme un ejemplo práctico de cómo es su Liverpool? –dice el principal de los inquisidores.

Pues sí, señorías, ¿Vieron el partido de hoy contra el Hoffenheim? –Jürgen duda de que lo hayan visto, duda incluso de que les guste el fútbol- pues hemos ganado 4-2, y creo que es el fiel reflejo de lo que somos ahora, marcamos cuatro, ¡tres en 21 minutos…! ¡¡¡pero nos metieron dos…!!!

Pero… ganaron- dice abriendo las manos el corregidor.

¡Pero nos metieron dos goles! Y no me gusta nada, eso no es boss tha– se exalta Klopp tal y como le conocemos en la banda- ¡Y encima he construido una autopista gratuita para el equipo contrario en la banda izquierda! Mea culpa.

El caso es que…-quiere cerrar el magistrado la vista- no sé yo si…

El caso, Señores, es que yo sí sé –dice el teutón- yo sí sé. La gran verdad del Liverpool es que, tal y como dijo mi antecesor filósofo, y le adapto: “Lo que el Liverpool es realmente, tiene que serlo idealmente”.

 

Me despierto. Ahora dejo de imaginar, dear Madrid Reds, hoy somos felices, estamos en Champions, estamos donde debemos estar, y debemos estar dignamente.

 

Espero 7 días moviditos, pero eso sí, con una sonrisa ilusionada.

 

YNWA.