Yo siempre, cuando pienso en esta clase de partidos, me viene a la cabeza la siguiente imagen.
El escaparate de una tienda de juguetes, un niño tira de la mano de su padre, que a su vez no deja de hablar por teléfono. El niño no deja de repetir machaconamente:
- Папа, я хочу это … и это, еще то… (Papá, quiero eso… y eso, también ese otro…)
Mientras, el padre, sin hacerle caso pese a los tirones de su hijo, solo pronuncia dos palabras
- Купи, продай (Compra, Vende)
En ese instante, a su lado se acercan otro padre e hijo, el niño se queda mirando el escaparate explorando detenidamente hasta que encuentra el juguete que le gusta y lo señala, su padre se pone en cuclillas a su lado y le mira.
- ¿Es ese el que quieres?
- Es el que necesito.
Mientras, el niño ruso caprichoso (al que llamaremos Arkadiy), observa con atención al otro niño (al que llamaremos Marc), ve la sonrisa del padre de Marc, su complicidad.
- ¿Y no quieres ningún otro, Marc? Mira que ahora podría comprarte alguno más…
- Es que no lo necesito, estoy contento con lo que tengo.
El padre ruso, al colgar el teléfono, reprende a Arkadiy.
- ¡Qué pesado eres, Arkadiy! ¿No puedes esperar a que acabe de cerrar mis inversiones?
- Es domingo, hoy te toca estar conmigo.
- A ver… ¡¿Qué quieres?!
Arkadiy empieza a señalar prácticamente la totalidad del escaparate.
- Ese… y ese… y ese también Y… ¡Venga, papá, tú puedes…!
Lo que ocurre es que los ojos de Papá Roman no están en aquello que pide su hijo, sino en Marc y su padre.
- Arkadiy -le dice mientras saca una enorme billetera de su bolsillo y que entrega a su hijo-, entra en la tienda y compra lo que quieras, mejor… compra ese también -dice señalando aquel que quería Marc – O aún mejor hacemos una cosa, entro contigo y compramos la tienda entera.
El pequeño Arkadyi empieza a saltar.
- ¡Bravo, bravo mi Папа! ¡Eres el mejor!
En vez de rodear a Marc y a su padre, deciden pasar por el estrecho espacio que hay entre el escaparate y ellos, interponerse sin pedir permiso ni disculpas, casi empujando. Y así entran en la tienda.
Dentro, Roman e hijo llenan sus brazos de juguetes hasta casi no poder abarcar más.
Fuera, Marc y su padre se miran (No había dicho su nombre aún, ¿no? Jürgen, se llama Jürgen). Marc no parece triste.
- Sé donde hay otra tienda, está en un callejón estrecho que no mucha gente conoce.
- Vamos entonces -sonríe Jürgen.
Padre e hijo se marchan, la imagen que me viene a la cabeza es la de Owen McVeigh con su padre.
- ¿Sabes Marc? Creo que hoy vamos a hacernos un regalo los dos y compraremos dos juguetes.
- Vale, tenía pensado otro por si acaso.
Y se alejan calle abajo.
Odio el fútbol moderno lleno de caprichosos de plástico, ¡plastic capricious!
You ain’t got no history!
Los magníficos análisis de partido se los dejo al Gran Claudio, yo solo sé de cuentitos.
JA Pastor
foto: timesofmalta.com